Permítase ser más feliz
La vejez pudiera no ser feliz, pero debería al menos, ser digna en todos sus aspectos, lo cual debería, por ende, ser un objetivo muy claro para cada ser humano. La planificación y prevención, son necesarias para lograr una vida sin dolor, sin enfermedad y sin discapacidad, ni física, ni mental, manteniendo la independencia para valerse por uno mismo, sin depender de otros. Además, ser libre y conservar la capacidad de elegir, es parte vital, necesaria para una vida feliz.
Hay culturas que reconocen y valoran de manera especial el hecho de que los humanos, están de tránsito y que deben esforzarse por alcanzar una vida mejor, en todos los ámbitos. ¿Cuánto durará la jornada? Eso es algo bastante incierto.
¿De qué manera la viviremos? Eso es algo que si se puede elegir, dentro de todas las limitaciones que pueda imponer el contexto personal de cada quien.
Conocerse uno mismo es parte esencial del proceso de estar vivo.
Que una persona comprenda sus propias necesidades, es un principio básico que permite asimilar e interactuar con el mundo externo. Puede ser el principio del bienestar y la paz con uno mismo y con los demás. Una vejez precaria o aquejada por limitaciones físicas o espirituales puede reducir la más gloriosa juventud a nada. Lo cual deja bien claro que no se trata solamente de sentimientos, la objetividad y el sentido común son esenciales. Es necesario construir una vida que soporte materialmente la vejez de manera adecuada. Las personas deben ser conscientes de que durante la juventud deben prever y construir el soporte económico para una vejez digna y tranquila.
La Soledad
La vejez pudiera no ser feliz, pero debería al menos ser digna en todos sus aspectos. Esto debe ser un objetivo muy claro para cada ser humano.
Hay una constante obsesión por afirmar que lo más importante es el presente, y la gente se esmera en vivir según lo exige el ritmo de su vida actual.
Pero debe reconocerse a tiempo, el hecho de que inevitablemente eso que ahora parece tan lejano y ajeno, como es la vejez, la enfermedad o la muerte, forman parte de la vida, y que llegaran, de todas maneras.
Hacia allí conduce el camino y quizás la certeza de que se va a llegar a ese punto inevitablemente, pueda convertirnos en mejores seres humanos.
Quizás pueda ayudar a ver lo que realmente es importante para cada quien. Tal vez entonces las personas puedan ser más compasivas y solidarias con ellas mismas.
Los Cinco Principales Arrepentimientos antes de morir
En el libro “The Top Five Regrets of the Dying” o Los Cinco Principales Arrepentimientos del Moribundo, la australiana Bronnie Ware, quien trabajó por varios años en el área de cuidados paliativos, que es el campo dedicado al cuidado, soporte médico y psicológico, a pacientes con enfermedades terminales, nos da a conocer algunos de los pensamientos que ocupan la mente de quienes están a punto de morir.
Este libro recopila la observación factual de quien efectivamente estuvo junto a muchos pacientes en este trance. Estos son los cinco arrepentimientos mas frecuentes de aquellos que saben que van a morir:Desearía haber tenido el coraje de vivir la vida que yo quería, no la vida que otros deseaban para mi.
Este es el primer arrepentimiento. El vacío de reconocer que se ha vivido la vida según el deseo de otros, la certeza de que se pasó la vida, paralizado por el miedo a fallar o a fracasar.
El pensamiento de cómo habría sido todo, si se hubiera tenido el coraje de hacer algo trascendental, que sea realmente importante y valioso para la persona misma. Desearía no haber trabajado tanto.
El irreparable hecho de haber ignorado que la felicidad y la paz suelen estar en el camino, no al final del mismo.
Desearía haber tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
Reconocer que no se tuvo el valor para aceptar y defender los propios sentimientos, sin caer en la trampa de las propias inseguridades o el aferrarse ciegamente a la creencia de que esto o aquello podrá hacerse "después" y vivir esperando que llegue el momento “adecuado” para ser feliz.
Desearía haber mantenido contacto con mis amigos y seres queridos.
Es el cuarto arrepentimiento. El que queda colgado en el viento cuando llega el momento de partir.
Es la palabra que no se dijo, la carta que no se envió, ese viaje siempre postergado, el abrazo que no se dio. Cuántas veces nos negamos a dar o a recibir un abrazo?Desearía haberme permitido ser más feliz.
Ser más feliz, así de simple.