Sunday, 20 September 2015

La vida es corta. Ni un momento que perder.



























La vida es corta, tómala con ambas manos.


Phillip Adams  escritor y columnista australiano, dirige un discurso de graduación a los estudiantes de la Universidad de Newcastle.


Si, este es el discurso de graduación. Dado que cada minuto cuenta, se me ha permitido nada más que 8 minutos, es decir, solo 480 segundos para dirigirme a ustedes. Pero como mi asunto es tiempo, me cae perfectamente.


Al tipo de cambio actual, Bill Gates vale cerca de $ 100 billones de dólares. Lo que lo convierte en el tipo más rico del planeta. Pero pregúntese usted, ¿cuántos días tiene él en el Banco? No tantos como ustedes.

Para las monedas del reloj, ustedes son más ricos; de lejos más ricos que Gates o Gina Rinehart.

Exceptuando accidentes, epidemias o el impacto de algún asteroide, tal como pasó con los dinosaurios (y dando por hecho además que ustedes puedan sobrevivir a los peores impactos del cambio climático), muchos de ustedes, de acuerdo a las últimas predicciones actuariales sobre expectativa de vida, vivirán hasta los 100 años. Lo cual mantendrá ocupado al Palacio de Buckingham enviando los tradicionales saludos de felicitación.

Mientras tanto el pobre Bill quien está a punto de cumplir 60, puede esperar quizás 10,000 días más. Gina, quien parece que no hace ejercicios ni cuida su dieta, tiene uno de sus poderosos pies sobre sus minas de carbón y hierro y el otro sobre su tumba. Siendo más generosos con Gina de lo que es ella con sus propios hijos, vamos a darle 7,000 días.

Si ellos cambiaran sus días por dólares no podrían comprar ni siquiera un pequeño coche coreano, nada parecido a un Royce Rolls.

Recuerdo haber llegado a este punto con mi pobre amigo Kerry Packer, en el momento en que seis miserables billones fueron suficientes para hacer de Kerry la persona más rica de Australia.

Dada su adicción a los cigarros y su casi fatal ataque al corazón en un campo de polo en 1990, predije que en los próximos diez años el gran jugador habría cobrado todas sus fichas
Seis billones de dólares y solo 120 meses para gastarlos (en el supuesto caso de que viviera por otros 15 años).

Kerry no era billonario, ni siquiera en minutos. Nunca se lo había imaginado de esta manera.
Pero yo lo hice. Cuando era un chico yo calculé mi esperanza de vida en 75 años (por tanto, podría dejarlos en cualquier momento), lo cual significa nada más que un total de 900 meses o 27,000 días.

El físico danés Niels Bohr dijo enigmáticamente “Lo opuesto a una profunda verdad muy bien podría ser otra profunda verdad”

Un ejemplo: La dolorosa verdad de que la vida es corta, sin embargo podría ser, o al menos parecer bastante larga. Pero solamente cuando no la malgastas.

Aparte de la tercera parte de vida que se gasta durmiendo, otra gran parte de tiempo es derrochado en la dichosa ignorancia de la infancia o en los sombríos sueños de la demencia. Mucho más, en la inmensa pérdida de tiempo que significa mirar deportes.

(Insto a ustedes a dejar de ver deportes inmediatamente- es tiempo perdido que además puede causar lesiones a los participantes)

Vivir hasta los 100 años puede parecer una oferta cercana a la vida eterna antes de morir. Pero si ustedes quieren ganar un Premio Nobel deben de dejar de observar con la mirada perdida las pantallas, ya sean de TV, cinema, computadora o Smartphone.
En ellas habita el idiotizado reino de la demencia digital, el cual se inicia tempranamente cuando los padres dan Ipads a los niños.

Eso es lo que Kerry Packer reportó al referirse a la experiencia de su cercana muerte en el campo de polo; eso es todo.

No hay oportunidad de reinicio. El tiempo, que es el que desmorona las pirámides, es inexorable.
Permitan que su mortalidad sea un afrodisíaco para vivir, intensificando el regocijo de la existencia.

Ustedes tienen mucha suerte de estar vivos; de tener el regalo de la educación, (Lo acepto, “regalo” suena anormal, con lo cara que es la educación)

Desperdiciar las ilimitadas posibilidades de su tiempo es una blasfemia. Entonces, gasten las monedas del reloj con respeto y creatividad.

Posen para las fotos oficiales y para sus selfies (pienso que incluso sin ellos ustedes nunca olvidarán este día) y dedíquense a sus vidas. No hay tiempo que perder.

Mis 480 segundos se acabaron. Bon voyage.

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